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La Nueva Titanomaquia. ¡Estamos vivos!

De Relatos invertebrados

Bernardo

 

“Una mujer hermosa me va a salvar, ya van a ver”; pensaba Bernardo, mientras sufría los malos tratos de su padre, de sus compañeros de escuela, de todos: de todo el mundo. ¿Pensaba o se los gritaba? Ya no recuerda. Recuerda que se reían de él; que lo consideraban torpe, poco competitivo, “pavo”. Esa mujer era su “polola” en una vida anterior. Era adulta, mientras Bernardo era un niño; pero lo iba a esperar. Ella era sabia y poderosa; tenía el pelo largo, era muy linda. A Bernardo le daba vergüenza que cuando llegara, lo encontrara en ese estado. Despreciado por sus padres, amigos y familiares. Para ella, él no era torpe sino hermoso; no era “pavo”, sino guapo y valiente. ¿Cómo y por qué había caído en esta vida y en esta situación? Él amaba mucho a las mujeres y éstas lo rechazaban. Un día fue tanto, que pensó que su “polola”, su princesa de pelo largo, ya no lo iba a poder salvar, lo iba a desconocer. Y decidió salir a buscarla él...

Ahí creció y se olvidó de su fantasía. ¿Se olvidó? Anduvo y anduvo. Y por donde él pasaba, algún cambio se producía. A veces estos cambios parecían buenos; otras veces parecían malos. Depende de quien los mirase. Sólo eran cambios. Él hacía poco para que ocurrieran; hacía cosas pero no era líder. Su obsesión era encontrar a su “polola”. ¿Lo reconocería cuando lo viera? Sí: lo reconocería. Pero: ¿lo aceptaría?

“Necesito limpiarme”; pensaba Bernardo. “Estoy contaminado por el mundo. Ella no me va a querer así.”

Su obsesión lo impulsaba a ser mejor, a perfeccionarse. Ya no se aceptaba como era. Les había creído a su padre, a sus compañeros de escuela, a su familia. “Ella no me va a querer así. Ella no me debe querer así. La voy a contaminar yo a ella. Ella es fuerte, pero no tanto. Tengo miedo de hacerle daño.”

Desde entonces, Bernardo no se acepta como es. Trata de ser mejor, de dominarse a sí mismo. Hace yoga, religiones, psicología. Todo lo usa para que ella lo encuentre apuesto, hermoso y deseable; como lo encontraba en la otra vida, cuando era su “polola”.

¿Y si ella ha sufrido su propia caída? ¿Se aceptarán mutuamente al encontrarse, contaminados ambos? ¿Podrá el amor con esta prueba?

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