Poemas de El trovador para La Nueva Titanomaquia
Todos los poemas que aparecen en este blog pertenecen al poemario “El trovador”, que obtuvo el Primer Premio Especial Tiflos el 2005 y aún está inédito.
Ruidos cotidianos
Yo tengo ruidos cotidianos cuando me siento más espiritual.
Ruidos que me hacen aterrizar,
que me impulsan a ser como la sociedad quiere que sea.
No como yo soy, no como quiero ser:
que la madre sobreprotectora,
que hay que ganarse la vida,
que hay que tener pareja formal,
que hay que ser fuerte y dominador.
Yo tengo ruidos cotidianos cuando me creo mas espiritual:
cuando me creo bueno, cuando me creo poeta, cuando me creo bello,
cuando amo, cuando llego a las alturas.
Yo tengo ruidos cotidianos que me hacen aterrizar.
A veces, no asumimos nuestros ruidos;
y construimos una realidad artificial que se vendrá abajo ante las dificultades.
Mejor cambiemos; pero asumiendo nuestros ruidos.
¿Qué cultura es ésta: la de no aceptarse?
Yo tengo ruidos cotidianos que me hacen aterrizar;
y con ellos, sigo, seguimos siendo bellos en la cotidianidad.
Yo tengo tantos ruidos en la cotidianidad
y a pesar de ellos, lucho.
Tenemos y hemos tenido tantos ruidos en la cotidianidad,
pero, a pesar de ellos, luchemos por un mundo mejor.
Reflexión
Yo era una montaña. Desde mí fluían ríos que bajaban hacia el valle.
Pero, asustado, había construido un muro a mi alrededor.
Un cerco para que nadie me escalara y me hiciera daño.
¿Le podría alguien hacer daño a una montaña tan grande?
Tenía miedo porque no me veía a mí mismo:
no sabía cuán grande era.
Además, me habían convencido de que era muy pequeño y muy vulnerable.
(El libre mercado se opone a la cultura solidaria.
Es como esos programas sobre la naturaleza que vemos en televisión,
en donde el animal más fuerte domina.
Es individualista, competitivo: los seres luchan entre sí;
el macho fuerte domina a la hembra, al joven y al resto de sus congéneres más débiles.
La cultura solidaria en cambio, es como un ecosistema:
hay interdependencia y sincronía entre todos sus integrantes.)
Si yo quito la cerca de la montaña, quizás me dañen.
Pero también mis ríos podrán fluir hacia el valle, regándolo y haciéndolo más fértil.
¿Qué es lo mejor para hacer?
Dos miradas
Hay dos miradas en mí.
¿Una vencerá a la otra, o juntas caminarán por el mundo en armonía?
Hay dos miradas en mí:
una cree en la solidaridad,
la otra en la competitividad.
Yo amo a la primera, pero temo a la segunda.
¿Cómo voy a armonizar éstas dos miradas?
No sé. Por el momento, se superponen.
A veces manda la una, a veces manda la otra.
Un día se unirán, como en un encuentro sexual,
y de esa unión surgirá una sola mirada, nueva hasta ahora:
desconocida para todos, desconocida para mí...
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